Según
la RAE, la vocación es la inclinación a cualquier estado, profesión o carrera. A
lo largo de nuestra vida tenemos que afrontar miles de retos y desafíos, muchos
nos apasionarán pero la mayoría nos repugnaran. Para hacer bien un trabajo es
fundamental las ganas con la que se afronta, el gusto para esforzarse y
aplicarse es la clave del éxito.
El
célebre reportero Ryszard Kapuscinski decía “la mía no es una vocación, es una
misión”. El gran periodista tenía un objetivo, ese era el de contar a la gente
lo que él veía en primera persona, señalar hasta el más mínimo detalle de las
personas con las que se encontraba. Es evidente que nació para ser periodista,
disfrutaba con lo que hacía y pretendía actuar como una buena persona ante todo,
porque él decía que si es una buena persona se puede intentar comprender a los
demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias.
No hay
que caer en la monotonía, no podemos vivir por y para la rutina de un trabajo
al que odiamos. Debemos buscar esa profesión que nos motive, que nos haga
levantar día tras día con más ganas de aprender, ese trabajo que nos haga sacar
lo mejor de nosotros mismos. El dinero no importa cuando se está hablando de
disfrutar en un puesto de trabajo, merece la pena mostrar una aptitud y una
afición por algo, que pasar el resto de nuestra vida lamentándonos por no haber
descubierto nuestra vocación.
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